Tïtulo: Cuentos Morales
Autor: Leopoldo Alas Clarín
Pag: 28 de 242
AMAZON Gratis
Leopoldo Alas Clarín era un gran escritor de cuentos, toda la vida se
dedicó a ello casi, aunque tiene 3 novelas, y "El Quin" es uno de los 28
cuentos recogido en el libro Cuentos Morales.
En este cuento de no más de 30 hojas, leemos la historia de este perro
de lanas que nació en una buena casa, pero en la que él no se sentía muy
agusto y decidió marcharse.
Es un cuento muy lindo y no muy largo, se dice que es un poco duro, pero
aquel que tenga perro entenderá los comportamientos de este fiel
animal. Y yo creo que no es duro, no muere y no es abandonado, salvo la
pena que sufre el perro. Simplemente que el perro coge una impronta a su
amo, y aunque cambie de dueño, ya su fidelidad será para uno. El tiempo
cura y borra la memoria sobretodo la de un perro...que recibe un nuevo
hogar o un cambio de hábitat. Sin embargo, como se vuelva a encontrar
con su amo, como la vida les cruce, se volverá loco de emoción...
Que siente tu perro cuando vuelves a casa? Pura y enorme emoción...
Este libro es hermoso en cuanto a la excelente y sublime forma de
escribir de Alas Clarín. La clase y el señorío. Es un placer leer tan
ricos textos y que además expliquen de una forma tan esplendida unos
sentimientos caninos.
A parte de contarnos esta historia, creo que hay cierto mensaje entre
sus palabras... a veces da alguna señal de que no solo habla de
animales, sino que los comportamientos bien pueden ser interpretados
hacia las personas en algunos casos.
El libro de Cuentos Morales está gratis en Amazon, pero también podéis
escucharlo radiofonicamente y ambientado. Muy bonito!!! Abajo dejo
enlace al audio.
Perlas
...De repente sintió un olor que le puso las orejas tiesas, le hizo erguir la cabeza, gruñir, y después lanzar dos o tres ladridos secos, estridentes, nerviosos. Se puso en pie, oyó un rumor entre el maiz, aquel olor...Olía a una resurrección, a un ideal que despertaba, a un amor que salió del olvido como un desenterrado. Al olor siguió una voz, El Quin dio un salto y en aquel instante allá abajo a los pocos metros, apareció Sindulfo con su pantalón canela todavía. De un brinco el Quin se arrojó de la pared sobre su amo y en dos pies, con la lengua flotando al aire como una bandera, se puso a dar saltos como un clon, para llegar a las barbas ralas del dueño que reaparecía brotando entre las tinieblas del olvido, de latente dolor nostálgico....
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